Tomás García-Huidobro Rivas
En el año 70, el ejército romano comandado por Tito arrasó el templo de Jerusalén. La destrucción del templo significó uno de los momentos más dramáticos en la historia de Israel. Y es que el santuario era el lugar de culto por excelencia en Judea, además de ser su centro político y económico. Más importante aún, el santuario se erigía como un lugar altamente simbólico. El templo de Jerusalén era un lugar teológico que trascendía en mucho sus impresionantes características materiales.A través de una rigurosa y clara argumentación, basada en el análisis de textos de diversas procedencias, el autor logra demostrar de qué modo el templo de Jerusalén, como lugar simbólico, sobrevivió durante siglos a la gran debacle. 4