Tomás García-Huidobro Rivas
A pesar de que la distancia entre el ámbito divino y el humano es aparentemente insalvable, el acercamiento entre ambos se produce a través de la revelación, la elección del pueblo de Israel, el estudio de la Torá, la presencia del Mesías, la constitución de un lugar y un tiempo sagrado, etc.Las escrituras y la literatura apócrifa reconocen también ciertas instancias especiales, como la invasión de algunos hombres en la esfera divina -hasta su transfiguración en las alturas- o la encarnación y descenso hasta los infiernos de la divinidad.El análisis de estas dinámicas plantea una serie de preguntas que se acentuarán con la influencia media y neoplatónica: ¿es posible definir a Dios o a los hombres? Si los atributos divinos se adjudican, en muchos casos, a los seres celestiales, a héroes prominentes, e incluso a sus adversarios, ¿qué se puede decir de la esencia de Dios? ¿No sería, acaso, mejor de reconocer un apofatismo bíblico y apócrifo? Y si el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios, ¿no estamos frente a la misma disyuntiva?Un análisis certero de algunos textos nos abrirá estas y otras interrogantes, cruciales en el desarrollo del judaísmo y cristianismo. 4