Lucrecia Pejkovic
El último acto de su vida no fue morirse, sino aparecer muerto. Tirado en las márgenes del rÃo, su cadáver destapó las culpas y los secretos de todo el equipo que trabajó con él en la transformación de la empresa. Ellos tenÃan la misión de modernizar la imagen de la compañÃa y adecuarla a los tiempos actuales. Pero quedaron absorbidos por el simulacro que montaron entre el diseño de las fotos, la ambientación de las luces y el efecto de los discursos. La corrupción de sus almas superó los cambios en la organización.Frente al cadáver, Edith comprende que un detalle insignificante la condena.El humor y la ironÃa condimentan la historia de un crimen en el que todos pueden estar involucrados, aunque solo sea por haberlo deseado.