JOSÉ AMADO AGUIRRE
Toda la iglesia católica esperaba una revitalización de la doctrina y práctica a partir de la Promulgación del Nuevo Concilio Vaticano II. Poco duró esa ilusión y esa esperanza. Algunos notorios excesos, comprensibles después de tanto 'encerramiento' dogmático, teológico y moral, produjeron lenta y sistemáticamente la marginación y hasta el olvido del contenido substancial de tan gran Concilio a favor de la Paz, la Libertad y el AMOR. Ya, a mas de medio siglo de aquel supremo evento, regresan con paso firme las consuetas penalidades a toda manifestación hacia la libertad, el cambio, el escuchar los latidos del Pueblo de Dios. Nada de 'teología de la liberación', nada de auscultar 'los signos de los tiempos', nada de cambiar la 'Petrea' estructura, no ya la de Roma perdida desde el Tratado de Letrán, sino de la Jerarquía Suprema, encerrada en unas pocas hectáreas en el Vaticano...con todos los atributos legales y canónicos de 'Estado Soberano' ... ¿Esa era la suprema aspiración de Cristo?... Comparto con vosotros mis reflexiones...Sic me Deus adyuvet... Que Dios me ayude...
